Abstract This article aims to show how Mayan ethnicity, race and sexuality of online sex workers -who inhabit in Mérida, Yucatán- are articulated. The sex workers observed -with brown skin, and of Mayan and Mayan-mestizo origin- hide their faces for “discretion”. Thus, sex workers are ethnoracialized by their Yucatecan or Mexican clients (and, to a lesser extent, by foreigners), as they are seen as hypersexual and childish; in their profile pictures they tend to appear naked and to show their penis, anus and chest; but only the thin and young ones can charge a fee of 700 or 800 pesos for the full service. Therefore, a Mayan sex worker who does not possess the aforementioned characteristics would probably have to offer anal sex without a condom in order to come close to the service fee of a brown-skinned, thin, and young sex worker. This would seem to suggest that Mayan men are hypersexualized. This paper contributes to the understanding of the practices of contemporary Maya men’s sexualities from an ethnohistorical-racial perspective by analyzing how they engage in “performative” sexual practices (virtual and physical), which in turn are racialized and gendered in order to attract and keep clients.
Resumen Este artículo tiene como objetivo mostrar cómo la etnia maya, la raza y la sexualidad de los trabajadores sexuales en línea -residentes en Mérida, Yucatán- se articulan. Los trabajadores sexuales observados -de piel morena, y de origen maya y maya-mestizo- ocultan sus rostros por “discreción”. Así, los trabajadores sexuales son etnoracializados por sus clientes yucatecos o mexicanos (y, en menor medida, por extranjeros), ya que son vistos como hipersexuales e infantiles; en sus fotografías de perfil tienden a aparecer desnudos y a enseñar su pene, ano y pecho; pero sólo los delgados y jóvenes pueden cobrar una tarifa de 700 u 800 pesos por el servicio completo. Por tanto, un trabajador sexual maya que no posea las mencionadas características, probablemente, tenga que ofrecer sexo anal sin condón para poder acercarse a la tarifa del servicio de un trabajador sexual de piel morena, delgado y joven. Lo anterior parecería sugerir que el hombre maya es hipersexualizado. Este trabajo contribuye a la comprensión de las prácticas de las sexualidades de los hombres mayas contemporáneos desde una perspectiva etnohistórica-racial, al analizar cómo aquéllos llevan a cabo prácticas sexuales (virtuales y físicas) “performativas”, las cuales a su vez están racializadas y generizadas para atraer clientes y mantenerlos.